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Alimentación en los Embarazos - Descargar Guía Gratis PDF

 
El consumo de leche materna produce beneficios para el recién nacido y su madre.

La leche materna proporciona al niño todos los componentes esenciales desde el punto de vista calórico, proteico y vitanímico; pero además, y en forma muy especial, es rica en células y en componentes específicos de defensa. El calostro tiene un gran contenido en linfocitos, PMNs y macrófagos, células que decrecen en cantidad durante las dos primeras semanas, permaneciendo en niveles bajos durante toda la lactancia. El calostro tiene de 10 a 100 millones de leucocitos por mm³, en tanto que la leche tiene 100.000 por mm³.
Gracias a la permeabilidad de la mucosa intestinal del niño, durante las primeras semanas de vida, estos linfocitos pueden entrar en su circulación y como han sido programados en la madre, cumplir funciones especiales de defensa. Los fagocitos que llegan en el calostro y en la leche lo defenderán a nivel digestivo de muchas de las bacterias que le lleguen vía oral. La defensa del niño recién nacido contra bacterias como estreptococo, eumococo u enterobacterias, se debe en gran parte a la cantidad de anticuerpos tipos IgA e IgG que existen en el calostro. La leche es igualmente rica en anticuerpos IgA, pero muy pobre IgG. Por lo tanto, el calostro parece dar un aporte de defensa mediado por anticuerpos, que resulta invaluable en las primeras horas de la vida del niño. En el calostro, pasan de la madre al niño de cinco a seis gramos de IgA en las primeras 24 horas y, en la leche, de uno a dos gramos diarios. Esta IgA protege no sólo contra infecciones a nivel digestivo sino también respiratorio y urinario.

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