La lengua latina, al igual que otras lenguas indoeuropeas antiguas, es muy flexiva
en el sentido estructural y orgánico, lo que significa que permite una
gran flexibilidad para la elección del orden de palabras. Por ejemplo, femina togam texuit, "la mujer tejió una toga," que es el orden preferido de palabras, se podría expresar igualmente como texuit togam femina o togam texuit femina. En cada palabra, las terminaciones -a, -a-m y -u-it
—y no la posición que ocupan en la frase, como sucede en cambio en la
mayoría de las lenguas modernas, romances o no— expresan la función
gramatical de la misma. Sin embargo, generalmente el orden de las
palabras se atiene al paradigma Sujeto Objeto Verbo,
aunque las variaciones de este modelo son muy frecuentes, especialmente
en la poesía, así como en la prosa para expresar matices sintácticos y
estilísticos sutiles.
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